Y Odin dijo: Un lobo que duerme no obtendrá su alimento y una batalla no se gana descansando.

jueves, 17 de marzo de 2011

En memoria de un gran hombre, de un excelente abuelo.

Se encontraba ahí, sentado en esa silla verde, verde como el saco de lana que solia usar en las frías tardes bogotánas como esa.
Él, en esa silla solía sostener un periodíco o algún libro en sus manos, nunca supe si en verdad los leía.
A decir verdad, lo dudo, realmente pienso que los usaba como una máscara para esconder o disimular esa mirada de pensamiento, análisis y reflexión. Ahora, ¿sobre qué pensaba, qué analizaba y sobre qué reflexionaba? No tengo la menor idea, la verdad no me interesa, prefiero dejar en mi mente la imágen de ese hombre canoso, con la mirada perdida en unas páginas que posiblemente no leía, talvez un poco seco, talvez un hombre tosco, pero con una mirada que aún hoy, después de su muerte, me sigue intrigando.
Claro que este breve escrito sobre este hombre canoso no termina aquí, con su muerte.

Muerte, definitivamente la de él no fué digna para lo que realizó en vida. Lo que realizó en vida, fué mucho más que estar postrado en aquella silla verde. Aquella silla verde, solo fué unas de sus últimas etapas, talvez, la que lo cambió por siempre. Pero antes de eso, antes de la silla, su vida fué muy diferente, él fué arquitecto,gimnasta olímpico, tenista, padre, y ya llegando a la silla un excelente abuelo.

2 comentarios:

  1. El peligro de las sillas siempre es ese, te puedes quedar sentado y pierdes el ritmo, o peor, elcamino. Es mejor no quedarse en la silla, para no perder la mirada, ni los ueños.
    Moverse, seimpre moverse

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