Y Odin dijo: Un lobo que duerme no obtendrá su alimento y una batalla no se gana descansando.

jueves, 2 de agosto de 2012

De canciones arrulladoras


De canciones arrulladoras:
Gris, frío, duro.
Acogedor fragmento de suelo,
En las noches haces las veces de aposentos.
Grises también son las mantas que me arropan,
En ellas se leen las historias de esta ciudad.
Un bloque de arcilla cocido es lo que me sirve de almohada.

A mi no me despierta el cantar de los pájaros,
Quizás algún conductor ebrio que hace chillar sus neumáticos contra el asfalto.
Yo no tengo cantos que arrullen mi sueño.

Mares de piernas oscilantes,
como péndulos bailan frente a mi,
Yo permanezco invisible a sus ojos.

Manos afanadas en constante movimiento
se esconden en sus trajes de paño,
Ajenas,
ignorando mi realidad.

Un pequeño vaso de papel yace a mis pies.

Noto algo distinto,
una de esas indiferentes manos
toma conciencia de mi existir.
Se abre, algo cae.

Aquel individuo,
dueño de la mencionada mano,
parece ignorar lo sucedido.

Su mano notó mi presencia,
él siguió su camino.

viernes, 15 de julio de 2011

Bienvenidos sean todos y todas.

Por fin me decido, he empezado a escribir mi diario.
El motivo de hacerlo no es otro sino el de contar mi vida, pero ¿a quien contaré sobre esta?, la verdad no me interesa en lo más mínimo a quien lo esté haciendo, de hecho no me interesa si nunca se llega a saber de esta, con que estas hojas la conozcan bastará para mi.
Y podría ser que la razón de estar escribiendo esto fuera más interesante que la simple necesidad de ser conocido por alguien diferente a mi, tal vez sería mejor que no hablara tanto sobre mi e intentara dejar un poco de lado esta extenuante vanidad que tanto me caracteriza.
Pero bueno, no pienso plasmar falsas impresiones (que podrían ser mejor recibidas). Acá pienso hablar de mi, sin ninguna intensión de objetividad o justicia con mis opiniones. para mi yo siempre tengo razón (sé bien que usted, o ustedes, o en general la humanidad no concuerde en esto conmigo, pero eso es porque están mal).
Siendo esta la primera ves que intento contarle algo a estas hojas, creo que lo mejor sería darme a conocer.
Sí usted está leyendo esto (no me importa si nadie lo lee, me gusta pensar que si), supongo que se preguntará quien escribe estas páginas. Pues bien, intentaré responder de buena manera a esto.
Mi nombre, ese lo omitiré, no creo que influya mucho en la manera en que usted pueda llegar a ver mi vida.
Mi lugar de nacimiento, mi infancia, de esos creo que si vale la pena hablar... En esos momentos pocas dificultades se presentaban en la familia, una situación económica estable, una salud decente, había poco por lo que quejarse... Ah, que bellos recuerdos llegan a mi mente, fue linda esa época, como pocas lo han sido. Pero como siempre, algún problema tenía que surgir. El problema fui yo. Y no fue problema mi nacimiento, de hecho este fue motivo de celebración. Fui problema en el momento en que empecé a estudiar. Y no porque a mis padres o a mi familia les disgustara que aprendiera comencé a ser problema, el motivo fueron gastos económicos. En mi casa aborrecían el momento en que necesitaban gastar dinero en mi (con mi hermano y hermana nunca tuvieron problemas), más que todo si de alguna salida pedagógica se trataba. Nunca entendí el porque de tal fastidio, había días en los que pensaba que lo que fastidiaba era yo. Un tiempo después noté que en cuanto a asuntos monetarios no iba muy bien el tema en la casa, lo cual llevó a una prácticamente obligada mudanza. Pasamos de estar en uno de los más prestigiosos barrios de la ciudad a terminar en un pequeño barrio de invasión que apenas empezaba. Frente a la casa, recuerdo bien que había unas flores anaranjadas, las cuales mi madre contemplaba cada mañana. Era tal vez lo único que le podía traer alegría en ese momento, y ella solía ser una mujer feliz.
Mi padre, por el contrario, no gustaba mucho de la naturaleza. Él más bien se dedicaba a otras cosas, como tomarse su “juguito de cebada” (como él llamaba a la cerveza) en un ritual casi sagrado con los amigos que consiguió en el barrio. Como ya dije, nosotros estuvimos en los inicios de la invasión y gracias a esto fuimos bien acogidos en el lugar. Más que un barrio pobre parecíamos una familia, una familia medio grande y que crecía rápidamente, con todo tipo de personas (algunas que hubiera preferido no tener cerca), y aunque estuviéramos jodidos todos social y económicamente, seguíamos siendo esa extraña familia.
Recuerdo mis primeros años de adolescencia, estaba cambiada. Fue en ese entonces que la gente comenzó a mirarme raro en el barrio, y en general por todo lado por donde pasaba. Recuerdo que en casa debía actuar como cualquier adolescente impulsado por un sancocho hormonal, aunque de ves en cuando no era precisamente lo que haría sentir orgullo de un hijo a un padre tan conservador como el mio.
No recuerdo exactamente cuando, creo que fue a los quince años, que decidí contarle a mi padre todo. El asunto fue que sólo lo decidí, pero nunca tuve el valor para decírselo, y de hecho hasta hace poco, ya achacoso por la vejez, se enteró. (y no por mí cuenta).
Más o menos una semana después del patético intento de contarle a mi padre, empecé a salir mucho por el barrio y a conocer a hombres y adolescentes de todas las edades, y cada ves que sabía que me vería con alguno, me arreglaba durante horas para que el susodicho, y en general cualquier ser humano, contemplaran lo bella que estaba empezando a ser.
Y todo iba muy bien en el barrio y sus sectores aledaños con el tema de mis conquistas, pero cuando se regó el chisme de mi secreto, todo cambió.
Ya ningún hombre, o ninguna mujer me miraba con deseo como antes lo hacían. Ahora más bien parecía que lo hacían con asco, con desprecio.

Ya llegando a una edad más madura, unos veinte años por ahí, decidí dejar la casa y alejarme del barrio.
Como venía de un lugar tan jodido, tenía que buscar trabajo para poder tener donde vivir, y.... la verdad odié esos primeros meses de trabajo, aunque era de esperar que a alguien como yo (y más viniendo de donde yo venía) sólo le aceptaran en un trabajo así.
Aunque realmente detesté esos primeros meses, después empecé a disfrutarlo mucho, sobretodo por que siempre podía cumplir con ambos papeles en la situación. Además, los clientes que me frecuentaban y las pocas clientas que fueron a verme, siempre eran una excelente paga, lo cual me permitió conseguir una pieza decente en el centro de la ciudad.
Empecé a coger bastante fama en el sector y ámbito en los que me movía. No sé porque tanto éxito, pero para muchos era la más bella, para otros, cuando lo veían, era el más bello y... digamos que para el resto era o un asqueroso monstruo o lo más bello-bella del lugar.
Y tal vez eso de ser tan amada y deseada fue lo que re despertó esa vanidad que tenía escondida desde que deje la invasión.
Hoy día, a mis treinta y cuatro años de edad sigo en el mismo empleo, con el mismo éxito con el que inicié.
Y si algún día quien lea estas páginas tiene curiosidad por verme, bienvenido y bienvenida sea a pasar un buen rato.

domingo, 10 de julio de 2011

Alegría.

Elevarse, cerrar los ojos e imaginarse en otro lugar.
Volar sin saber como hacerlo, morir como si se estuviera viviendo.
¡Siente como te desprendes! disfruta, siente el dolor.
Agoniza, sonríe con lágrimas de alegría en tu rostro.
Déjate llevar, no opongas más resistencia.
Sabías bien que el momento llegaría, ahora que lo ha hecho, desvanece.

El pútrido olor que de ti ahora se desprende debe hacerte sentir orgullo.
Tú ya vaciada coraza se desgarra bajo  negras aves.
Tú mirada, ahora llena de gusanos no muestra más alegría.

miércoles, 29 de junio de 2011

Humillación

No sé porque escribí esto, solo me salió.
Ahí va.


Ignorar, saber que estoy ahi y despreciarme.
Actuar con indiferencia, decir la más cruda verdad sin una sola palabra.
Devastar, con tanta facilidad que pareciese que lo hicieras como si de respirar se tratase.
Herir, sin siquiera mover un musculo.
Destruir, permitir que yo sólo lo haga y disfrutar observando.
¡Te pido a gritos que me hables, que me mires, que almenos me escupas!, pero no, tú sigues ahí, en tu nube flotante sin siquiera notar mi existencia.
Mejor dejame morir, pero deja de humillarme.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Prosa espontánea.

El día de hoy realicé un ejercicio bastante peculiar, en el cual primero se debía inducir un estado de trance y luego se empezaba a escribir oyendo jazz. En el proceso de relajación o trance inducido me sucedió algo extraño, poco después de haber comenzado, teniendo los ojos cerrados las pupilas se movían de un lado a otro sin parar, y así duré hasta que termino esa primera parte del ejercicio.
Al escribir sentía todo extraño, la mano fluía al ritmo de la música, todo fluía.
Escribí dos textos en este ejercicio, no tienen nada que ver el uno con el otro, aparte de compartir la misma técnica de creación.
Publicaré sólo uno de ellos en este post, el otro, tal vez más tarde u otro día.

Ahí va.



Ver su cara en los huesos. Sus ojos como esferas sin vida que solo transmiten muerte, tristeza, dolor. Ella sentada observando, velando por él, sufre tanto o más viéndole padecer tal agonía.
Sus pies hinchados, su rostro casi sin vida que transmite agonía nos habla. Pide a gritos partir pero el cuerpo no le deja ir
Duele verle, se sufre tanto o más que él. Todos lo sentimos como una estaca clavada en el pecho que nos desgarra, pero él aún no se va, sigue sufriendo al igual que nosotros al ver su dolor.
Recordar las ya pasadas pero no olvidadas tardes que compartí con él me hace sentir pena de mi mismo por no haberle aprovechado en su momento, pero él ya no está más.
La agonía en su cuerpo, el dolor en su mirada, el llanto en su honor.
Duele verle así, mas sería inútil pedir que se quedara o regresara. No lo hará, mejor que no esté, mejor que deje de ser, prefiero eso a volverle a ver como aquí lo recuerdo. No es grato tenerlo así en la memoria. Le duele a la mente el recuerdo del alma y la nostalgia. Ella llora sin consuelo, cantándole para que se vaya. Todos miran emotivos, yo ya me fui, pero sigo con él y aún lo estoy, como él lo está conmigo.
Oír la noticia me devasta, no sé que decir, no sé que pensar, sé que sentir, alivio por no tener que verle sufrir.
Sé que aunque duela es mejor.

martes, 24 de mayo de 2011

Religulous.

Bueno gente, como lo prometido es deuda... Acá les dejo la película, se trata de Religulous.
No les cuento de que se trata pero espero que les guste, en lo personal me encanta y espero que a ustedes  aunque sea les guste.


Les dejo el link para verla en Cuevana, lo unico que deben hacer es seleccionar la fuente desde la que quieren reproducir el video y dejar que cargue :)

Cuevana - Religulous

domingo, 22 de mayo de 2011

Regreso a este abandonado Blog.

Bueno, ya hace bastante tiempo que no publico nada en el blog, así que me he puesto en la tarea de traerles a ustedes tres cosas.
La primera, y la que podrán ver en este post, será un texto mio.
La segunda, una película.
Y la tercera, un disco recomendado

Ahi va el texto.

***

Persistencia en el lenguaje, eternidad en la memoria.


En varias ocasiones Borges alude a la inmortalidad en sus relatos, hablándonos de esta como algo alcanzado por medio del lenguaje. En varios de sus relatos encontrados en El Aleph podemos observar varios ejemplos de esto.
En “El Inmortal” Borges nos cuenta sobre un hombre que decide salir en busca de un río que se supone le brindará la inmortalidad. Empieza su travesía con un buen grupo de hombres, quienes son sus seguidores, pero al cabo del tiempo todos mueren dejándolo sólo. Ya después de haber viajado por su cuenta un tiempo, la muerte parece también querer tomarlo, y próximo a perecer por la deshidratación bebe de un río por el cual corre agua turbia y arenosa, sin saber que precisamente ese era el río que tanto había anhelado encontrar y por el cual sus seguidores habían muerto. Cerca al río habitaba una tribu de trogloditas, los cuales resultaban extraños para el viajero, quien después de haber estado mirando como un observador externo un tiempo, decide salir de donde se encontraba para continuar con su búsqueda de la ciudad de los inmortales, y desde este punto es acompañado por uno de los trogloditas quien decide seguirlo en su travesía. Éste, que se hace llamar Argos, dice ser quien escribió La Odisea y también le dice al viajero que aquel turbio arroyo del que había bebido era en realidad el río de la vida eterna y que gracias a este la gente de su tribu era inmortal.
En esta ocasión la inmortalidad alcanzada por el troglodita (Homero) es una que se refiere no a la inmortalidad de la carne o del espíritu, sino a la del pensamiento, la ya mencionada inmortalidad en el lenguaje. Podemos decir que Homero es inmortal en su obra y lo seguirá siendo hasta que esta deje de ser leída por los hombres.
En “La escritura de Dios”podemos observar otro homenaje al lenguaje, pero en esta ocasión no como fuente de vida eterna, sino como ese algo que da poder de regir sobre algo o alguien. En este caso, Tzinacán, preso en la cárcel recuerda que Dios previendo el fin de los tiempos escribió, una sentencia mágica el primer día de la creación. Piensa que ese mensaje divino debe estar escrito en algo inmutable para que perdure a través de los siglos, quizá un río, una montaña o en él mismo, pero después se da cuenta que todo eso puede mutar con el tiempo.
Un día pensó: “¿qué tipo de sentencia podría escribir un Dios?”, pero se dio cuenta que Dios no necesitaba ninguna sentencia, con una sola palabra podía abarcar la plenitud.
Fue entonces cuando ocurrió la unión con la divinidad, vio una rueda que estaba por todas partes, bastaría pronunciar las catorce palabras escritas para regir la tierra. Pero en ese momento eso carecía de importancia, porque él ya no era nadie.
Y tal vez Tzinacán ya no era nadie porque como el mismo dice, ni siquiera él se acuerda de él mismo, y creo yo, que si uno no se recuerda, es difícil que alguien más lo haga.
Emma Zunz: En este relato el padre de Emma, perdura en el lenguaje al igual que Homero, pero no lo hace de la misma manera, no, él permanece para Emma expresado en su voluntad, resguardada por el lenguaje. Y si no fuera por el lenguaje Emma no se habría enterado de la muerte de su padre ni del nombre del responsable del suicidio de este.

Realmente dudo que se tenga conciencia del poder que puede brindar el lenguaje a los hombres, no sólo como camino de la comunicación, sino como ese algo que nos da la posibilidad de dar orden al caos, tener control sobre las cosas (tal vez también sobre las personas) y sobre todo que nos permite postrarnos en la eternidad de la memoria y en la persistencia del lenguaje.
En el lenguaje, si tenemos suerte prevaleceremos, de lo contrario seremos olvidados en el intento.