Y Odin dijo: Un lobo que duerme no obtendrá su alimento y una batalla no se gana descansando.

sábado, 12 de marzo de 2011

Batalla por el honor

Tantos años, tantos meses, tantas semanas, tantos días, tantas horas, tantos minutos, tantos segundos y todo eso ahora parece no tener importancia.
Todo se resume en este instante.
Un sentimiento de fuerza y orgullo es lo único que hay dentro de mi.
Con el sudor bajando por mi frente, el corazón palpitando con velocidad, los hombros ya cansados por el peso de mi armadura. El ambiente esta tenso en el campo de batalla, nosotros estamos tranquilos, esperando la orden de atacar, siempre atentos al enemigo.
Se oye sonar el cuerno, todos sabemos que significa y montamos nuestros caballos.
Empezamos a galopar con orgullo a defender nuestro honor, y a morir haciendolo si es necesario.
Hemos avanzado apróximadamente un kilómetro cuando se ven venir las tropas enemigas, el aire se llena de gritos, el tan esperado encuentro por fín se da.
Me bajo rápidamente de mi caballo y saco mi espada, veo a mi alrededor y todos hacen lo mismo, algunos con hachas y otros con lanzas. En un momento miro hacia el horizonte, para calcular cuantos hay en el otro bando. Por lo que parece son unos trescientos, nosotros apenas somos cien.
Veo que una espada enemiga viene hacia mi, levanto mi escudo para detenerla pero este se rompe bajo el acero, ahora sólo me queda atacar. Levanto con fuerza mi espada y con un poderoso golpe destrozo el escudo de mi enemigo, con otro movimiento clavo mi espada en su pecho, entra como un cuchillo caliente en la nieve, pero él aún vive, saco mi espada de sus entrañas y mando un golpe directo a la cabeza, la sangre salpica mi rostro, la siento escurrir, llega a la comisura de mis labios, la saboreo con la punta de la lengua. Sonrio, disfruto ese sabor a muerte, veo la cabeza caer y rodar a mis pies.

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