Y Odin dijo: Un lobo que duerme no obtendrá su alimento y una batalla no se gana descansando.

lunes, 11 de abril de 2011

Esas sillas...

¿Por qué demonios son tan detestables e incomodas las sillas de los Transmilenios?

No sé si a quien está leyendo esto le haya pasado algo similar, pero a mi, siempre me ocurre.

Después de haber durado ya gran parte del recorrido de pie, por fin, alguien deja una silla libre, y uno, ansioso se abalanza sobre ella, cómo si alguien se la fuera a arrebatar.
Ya cuando por fin la silla está ubicada bajo las nalgas, uno se siente descansado. Pero gracias a ese "diseño" que les pusieron, uno, después de pocos momentos de deleite se empieza a rodar hacia el puesto del frente.
Y no importa que haga, no importa como ponga la cola, el jopo, el culo o como usted le llame.. Siempre, siempre se va a rodar, y va a tener que acomodarse nuevamente, hasta que se baje del Transmilenio.
Y esto no debería ser así! Sería ideal que uno se sentara, acomodara las nalgas en el punto que le plazca y estas se pudieran quedar ahí.
Pero ¿Cómo se podría lograr eso?
Pues, creo yo, de una forma muy simple (aunque no muy estética), poniéndole un forro como el de las busetas a las sillas. (Al menos con esos nunca se me ha presentado el problema de terminar con las nalgas por fuera del asiento, casi comiéndome las rodillas.)

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